Comunicado por el asesinato de Chapel Hill (EE.UU)

Valencia, 18 de febrero

Hoy hace una semana se conocía la noticia del asesinato de tres estudiantes norteamericanos musulmanes: Deah Shaddy Barakat, de 23, su esposa Yusor Mohammad Abu-Salha, de 21 años, y la hermana de esta última, Razan Mohammad Abu-Salha, de 19, en Chapel Hill (Carolina del Norte).

Desde el Centro Cultural Islámico de Valencia queremos hacer llegar nuestras condolencias a los familiares y amigos de las víctimas, así como a la sociedad norteamericana en general por esta terrible pérdida.

Se ha conocido, además, que el presunto asesino es Craig Stephen Hicks, hombre blanco, de 46 años, al parecer, vecino de las víctimas, y que fue detenido por la policía y acusado de homicidio premeditado. De momento no puede descartarse que se trate de un crimen de odio, puesto que el acusado había publicado numerosos comentarios antirreligiosos en las redes sociales, haciendo gala de un abierto ateísmo.

Ante estos hechos, desde el Centro Cultural Islámico de Valencia queremos denunciar, en primer lugar, la lenta y escasa cobertura mediática de este horrible suceso y su consideración como un acto aislado, convencidos de que la situación hubiera sido diferente si las víctimas hubiesen sido tres blancos estadounidenses y el asesino un musulmán.

Escasas han sido las voces que hasta ahora se han pronunciado al respecto. Solo unos días después de este acto terrorista, y tras la crítica del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió a sus conciudadanos para manifestar sus condolencias a los familiares de las víctimas, señalando que «nadie en Estados Unidos debe ser atacado por su forma de ser, por como luce o por la religión que practica».

En segundo lugar, creemos que la reciente retórica antimusulmana en Estados Unidos, pero también en nuestras sociedades europeas (y España no es una excepción) alienta y potencia el peligro de que estos discursos de odio se vean traducidos en casos de violencia e incluso asesinato.

Por todo esto, desde estas líneas queremos hacer un llamamiento a la prudencia y al rigor de todas las partes implicadas, pero también un requerimiento a las autoridades de que las investigaciones en este tipo de casos no descarten la existencia de un prejuicio religioso sin haber investigado en profundidad. Su credibilidad y la confianza de los ciudadanos y ciudadanas en las instituciones están en juego.

Las vidas humanas importan, con independencia de sus creencias o ausencia de las mismas, y lo mismo que condenamos con firmeza los actos terroristas cometidos por musulmanes o en nombre del Islam, esperamos el mismo rechazo general cuando las víctimas profesan la religión islámica.

Para nosotros, toda alma es sagrada e inviolable, sin distinción.



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